En Cortorama, bien sabéis que tenemos un amor especial por el cortometraje como género cinematográfico y audiovisual. Es posible que vosotros también seáis amantes del género e incluso posibles creadores. Si así fuera, ¡no dudes en compartirlo en nuestra web!
En la entrada de hoy, intentaremos aproximarnos a los orígenes de este gran (aunque corto) formato. Un recorrido histórico por los pioneros y principales exponentes del cortometraje, que nos han permitido llegar hasta su situación actual. ¡Veamos!
¿Qué es un cortometraje?
Antes que nada, cabe definir qué es un cortometraje. Nos referimos a todas aquellas producciones audiovisuales que tienen una duración inferior a los 30 minutos, es decir, que no superan la media hora de duración. Tengamos en cuenta que entre los 30 a 60 minutos encontramos el mediometraje, y superior a la hora, el largometraje, lo que solemos llamar películas.
La poca duración del formato permite mayores facilicidades de producción, e importantes cineastas comenzaron a dar sus primeros pasos en la industria mediante estas pequeñas obras. Pensemos, por ejemplo, en Martin Scorsese con «The Big shave» o Wes Anderson con «Bottle Rocket«.
Orígenes del cortometraje
Si especificamos que al cortometraje lo determina la duración, en los orígenes del cine solo podemos hablar de cortometrajes. Con la invención del cinematógrafo en 1895 por los hermanos Lumière, el metraje del que disponían para rodar su conocida «L’arrivée d’un train à La Ciotat» (1895), les permitió una filmación de solo 30 segundos. Es decir, ¡cine y corto son hermanos de nacimiento!
No obstante, estas primeras proyecciones suponían más bien un espectáculo de feria que una obra de ficción. Ver imágenes en movimiento casi como un espectáculo de magia. Para hablar de obra con historia (guion), deberíamos acudir a «L’Arroseur arrosé» (El regador regado), también de 1895. En él, un joven pisa la manguera para que un jardinero acabe mirando por el agujero y mojándose cómicamente. Como vemos, una trama sencillísima pero eficaz y, sobre todo, breve: ¡apenas 40 segundos!
En este sentido, pensemos que las producciones se medían por metros de celuloide (rollos de película). 1 minuto de metraje correspondía a 30 metros de celuloide. Una película de 100 minutos… ¡3000 metros! Como vemos, aspirar a formatos más largos era complejo y costoso. El corto era un amigo fiel.
Cortos con historia
Méliès y la ciencia ficción
Estas primeras producciones de los hermanos Lumière, si bien es cierto que cumplían el requisito formal, no aspiraban a considerse obras ficticias. Es decir, buscaban la sorpresa visual y no argumental. Sería el cineasta George Méliès quien comenzaría a adentrarse en el género fantástico para realizar verdaderos cortometrajes. Ya vemos en su figura un trabajo de historia, vestuario, efectos especiales, dirección… que podría aplicarse a cualquier película actual. Pero, y esto es lo importante, Méliès enfocaba su trabajo para realizar historias de corta duración. Es decir, reconocemos en su figura a un verdadero cortometrajista.
Sus primeros trabajos se remontan a 1896, siendo un cine completamente primitivo. No obstante, si hablamos de Méliès no podemos olvidar su trabajo más aclamado: «Viaje a la luna» (1902), solo 7 años después del nacimiento del cine. En él, podemos incluso reconocer nociones de raccord de dirección, hecho sorprendente ya que D.W.Griffith todavía no había asentado tales nociones de lenguaje cinematográfico, posibilitadas en el montaje.
Si os interesa la historia de este magníficio cineasta, pionero no sólo del cortometraje sino del cine en general, podéis ver esta secuencia de «La invención de Hugo» (2011) de Martin Scorsese, un claro homenaje a su excepcional figura y a su labor como cineasta.
El cortometraje cómico
Si bien Méliès apostaba por la ciencia ficción (no olvidemos que era mago), la comedia sería posiblemente el género más abordado por los cineastas primitivos. Breves obras que buscaban divertir al público, centrándose sobre todo en sketches y comedias de situaciones.
No es casualidad que «L’Arroseur arrosé» (El regador regado) se considere la primera «trama» cinematográfica, y se trate de una comedia. En este sentido, las comedias cortas eran especialmente populares y bien recibidas por el público. El cine mudo de por entonces daba mucho juego visual, y cómicos del cinematógrafo como Laurel y Hardy, Charlie Chaplin y Buster Keaton, supieron aprovechar la situación. En algunas ocasiones, se presentaban como episodios de serie, a modo de folletín.
Aquí podéis ver uno de los primeros cortometraje que realizó Charles Chaplin: «Charlot, falso dentista» (1914). A diferencia de los trabajos de Méliès, las nociones de lenguaje ya permitían un desarrollo narrativo mucho más libre, construido desde la puesta en escena y el montaje.
https://www.youtube.com/watch?v=KizWmgfCzUs
Los dibujos animados
Hasta el momento, hemos enfocado la entrada a cortometrajes cinematográficos, es decir, posterior al nacimiento del cinematógrafo. No obstante, sería erróneo pensar que el cortometraje nace con las imágenes en movimiento posibilitadas con los Lumière. Invenciones técnicas previas como el teatro óptico, permitieron realizar el considerado primer cortometraje de dibujos animados.
Si nos ponemos quisquillosos, podemos decir que el primer cortometraje pertenece al género de la animación. Este teatro óptico, mediante un juego de espejos y lentes, permitía proyectar imágenes de fondo y, sobre ellas, figuras pintadas a mano que simulaban movimiento y acción. Es decir, animar imágenes previamente dibujadas.
Su pionero fue Émile Reynaud y su cortometraje «¡Pobre Pierrot!» (1892) es considerada la primera obra de cine de animación de la historia. Aunque el movimiento sea algo mecánico, no podemos negar el mérito de Reynaud y la innovación de su propuesta.
El cortometraje hoy
El desarrollo tecnológico permitió con el paso del tiempo una mayor facilidad para la filmación. El cine comenzó a abordar historias de mayor extensión, dando lugar a la explotación del largometraje (<60 min). El considerado primer largometraje de la historia es «The Story of the Kelly Gang» (1906) de Charles Tait, de 70 minutos de duración, aunque solo se conserva parte del material original. La cuestión es que la industria cinematográfica se centró comercialmente en la producción de películas, dando siempre al corto un lugar secundario, complementario.
No obstante, con la irrupción del cine digital a principios de S.XXI, lejos quedaron los costes del rollo de película propio del cine analógico. Las plataformas de distribución y exhibición hoy existentes, desde las más específicas hasta las más generales (YouTube, Vimeo…) nos abre un abanico de posibilidades para la presentación y muestra de cortometrajes que antes no existía. ¡El cortometraje tiene, pues, más fuerza que nunca!
En pocas palabras, los autores pueden hoy realizar cortometrajes con pocos medios de producción y muchos de distribución/exhibición. El cortometraje como género ha cobrado una especial relevancia en la actualidad, e infinidad de circuitos se dedican expresamente a difundirlo. Desde Cortorama, os invitamos a presentar vuestros cortometrajes y mostrar todo vuestro talento y creatividaden en nuestra web… ¿acaso no quieres formar parte de la bella historia del cortometraje? ¡Te esperamos!

Un comentario
Que gran articulo, leer post tan bien redactas y tan completos da gusto, felicidades!