Última actualización: 06/12/2023 20:34 (hora España peninsular)

Perspectiva animal en la era de la tecnología audiovisual democratizada

El entorno mediático actual, dominado por la tecnología digital y las nuevas formas de comunicación e información, proporciona multitud de posibilidades para el registro y la divulgación de imágenes. Las páginas web, los blogs y las redes sociales están repletas de grabaciones audiovisuales tomadas con los más diversos dispositivos, desde el teléfono móvil hasta cámaras portátiles con multitud de posibilidades de ubicación.

Grabación en la naturaleza
Grabación en la naturaleza

Parte de estas imágenes corresponden al medio natural y a las especies salvajes, de tal forma que en ningún otro momento de la historia habíamos tenido un acceso a una representación audiovisual de la naturaleza de tal magnitud.

Nos encontramos, por lo tanto, con una puerta abierta a la difusión de productos audiovisuales de diferentes formatos dirigidos a concienciar sobre la crisis ambiental y fomentar el conocimiento de la naturaleza. La elaboración de estos productos (piezas informativas, reportajes, documentales, vídeos científicos, mensajes audiovisuales en clave proteccionista) ha dejado de ser un territorio restringido a las grandes cadenas de televisión (BBC, National Geographic, TVE, etc.) para dar paso a una democratización en la producción audiovisual y su divulgación, siendo accesible, en mayor o menor medida, a cualquier naturalista.

Entre los nuevos dispositivos técnicos empleados en la grabación de imágenes de la naturaleza destacan, por su fácil manejo y difusión, las cámaras extremas o también llamadas deportivas. Estas cámaras surgieron como dispositivos adaptados a la grabación de las peripecias de los surfistas sobre las olas y, posteriormente, pasaron a emplearse en otros deportes de riesgo como el mountain bike, el esquí o la escalada.

Go Pro con soporte especial
Go Pro con soporte especial

Su pequeño tamaño y las múltiples posibilidades de anclaje y ubicación facilitan el registro de planos hasta hace poco impensables, como es el caso de la cámara que acompaña al deportista y nos muestra lo que ve cuando se desplaza en el interior de una ola o desciende una montaña.

La tecnología de estas cámaras lo permite: su funcionamiento es autónomo y son resistentes a golpes y al agua. La regulación de la exposición se realiza en automático y cuentan con una grabación en alta definición. También están dotadas de una lente de gran angular con un ángulo de visión que alcanza los 170º. De esta forma se obtienen  imágenes de amplio campo visual y gran profundidad de campo (con todos los elementos del encuadre, tanto cercanos como lejanos, enfocados).

Los realizadores de documentales sobre medio ambiente y los naturalistas aficionados a la fotografía, no han sido ajenos a estos dispositivos y no han tardado en aprovechar sus propiedades para el registro audiovisual de la naturaleza, aportando puntos de vista novedosos.

Si en un primer momento estos aparatos se utilizaban para simular el punto de vista del animal (como es el caso de una cámara situada entre unas rocas a las que se asoma un cazador de serpientes o aquella que se desplaza a saltos sobre el tronco de un árbol como si de un pico picapinos se tratara), en poco tiempo han llegado al cuerpo de los animales y es habitual encontrar vídeos en la red en los que el dispositivo se sitúa sobre diferentes especies.

En estas grabaciones (fácilmente localizables en plataformas de difusión de vídeos como YouTube) actúan como soporte la cabeza de un elefante, el dorso de un águila real, la espalda de una leona y hasta el pico de un pelícano. Incluso, en una de ellas, es un orangután el que porta el dispositivo en su mano y ejerce como supuesto realizador audiovisual.

Esta característica también aparece en un popular vídeo de la red en el que una gaviota coge con el pico una cámara que su propietario había situado en una playa con la intención de grabar un atardecer. A continuación realiza un plano aéreo hasta que, una vez posada en el suelo, desestima lo que consideraba como algo comestible. La voz en off que acompaña a la pieza incide en ese aspecto del animal en funciones de realizador audiovisual, indicando que la gaviota está ejerciendo de improvisado director. Recientemente se han empezado a comercializar anclajes especiales para que sean los perros los que porten la cámara a sus espaldas en vez de sus dueños.

El resultado de estas grabaciones es una multitud de nuevos registros audiovisuales que, aparentemente, representan el punto de vista del animal: un águila sobrevuela su territorio de caza, un tiburón se acerca a su presa… Pero este punto de vista, ¿es realmente una mirada salvaje sobre la realidad?

Caza de zorro por un aguila en plano subjetivo

Cane Toads: An Unnatural History

Unos sapos fuera de lugar

Miguel Delibes de Castro considera en su libro “Vida. La naturaleza en peligro” como piezas fuera de sitio a las especies introducidas por el hombre en ecosistemas ajenos y califica a la especies invasoras como el tercer jinete de lo que él denomina nuestro Apocalipsis ambiental, atribuyéndole el 39% de las extinciones en los cuatro últimos siglos. Los animales de los que nos vamos a ocupar a continuación forman parte de ese amenazante grupo de especies invasoras.

Originarios del centro y sur de América, los sapos de la caña (Bufo marinus) son grandes anfibios cuyos individuos adultos pueden alcanzar los 15 cm. de longitud. Están dotados de enormes glándulas parótidas que secretan un compuesto venenoso, de tal forma que, tanto adultos como renacuajos, son altamente tóxicos al ser ingeridos.

Macho adulto de Bufo marinus
Macho adulto de Bufo marinus

Los sapos de la caña fueron introducidos en Australia en 1935 con el objetivo de controlar la plaga de escarabajo que asolaba las plantaciones de caña de azúcar. Se trajeron 102 sapos para la cría en cautividad y, tras su reproducción, se liberaron al medio 3.000 ejemplares jóvenes. En la actualidad se calcula que su población en la isla continente supera los 200 millones y se extienden por todo el Estado de Queensland, en el noreste de Australia, alcanzando el Territorio del Norte y Nueva Gales del Sur.

Su capacidad de reproducción, expansión por los territorios y efecto sobre la fauna autóctona han hecho que el sapo de la caña esté incluido en la lista de las cien especies exóticas invasoras más dañinas del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Como ha ocurrido con otros casos de translocación de especies, los sapos se han convertido en una auténtica plaga en el continente australiano, afectando a la diversidad por una competencia por los recursos, por la depredación sobre otros animales y por la toxicidad en caso de ser comidos.

La introducción de especies exóticas es un fenómeno global, que afecta a todo el planeta (en España tenemos numerosos ejemplos como el cangrejo de río americano, el galápago de Florida o el visón americano), pero que en Australia tiene, aún si cabe, una mayor trascendencia y efecto sobre los ecosistemas. Se trata de un país con una larga tradición de introducciones de especies ajenas. Su fauna autóctona es extremadamente sensible a sus efectos, ya que son animales únicos que han seguido un proceso evolutivo diferente al resto de los continentes, y que tiene como mayor exponente a los marsupiales.

Mark Lewis y su historia antinatural

Mark Lewis nació en Sydney (Australia) y, tras terminar los estudios de Economía, decidió matricularse en dirección de cine y televisión en la Australian School. Después de graduarse, Lewis pasó varios años trabajando como sonidista en diferentes largometrajes hasta que, en 1988, presenta su primera película como director: «Cane Toads: An Unnatural History«, la historia antinatural de los sapos de la caña.

Su intención era, a lo largo de sus casi 50 minutos de duración,  el mostrar cómo los sapos de la caña se habían convertido en una auténtica plaga en su país y cómo la relación de los habitantes de los territorios afectados fluctuaba entre el rechazo y la fascinación por estos animales. La película fue financiada por la Film Australia (actualmente conocida como Screen Australia), una empresa gubernamental cuya misión es crear un registro audiovisual de la realidad australiana en todos sus aspectos.

Cane Toads: An Unnatural History

En la realización de “Cane Toads: An Unnatural History”, Mark Lewis contó como director de fotografía con Jim Frazier, un camarógrafo que ideó un nuevo tipo de lente de gran angular para la grabación (de características ópticas similares a las actuales cámaras extremas a las que hemos hecho referencia al comienzo del artículo). La invención fue tan acertada que incluso sería aprovechada posteriormente en ciertas producciones de Hollywood y otros documentales de naturaleza aunque, cómo veremos más adelante, ésta no fue la única ocurrencia tecnológica que acompañó al rodaje de la historia antinatural.

El dispositivo óptico de Jim Frazier tenía una excepcional profundidad de campo, lo que permitía mantener en foco los sapos y otros elementos mucho más lejanos en el cuadro. Poco después fue patentado como sistema de lentes Panavision/Frazier y a su inventor se le otorgó en 1997 un Oscar Técnico por su aportación.

Desde su estreno, «Cane Toads: An Unnatural History» recibió elogios de la crítica y se convirtió en una película de culto en Australia. Su funcionamiento en taquilla fue excepcional y durante 20 años ha sido la película documental australiana con mayor recaudación. También obtuvo una nominación para los premios BAFTA al mejor cortometraje (Premios de la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión).

Los sapos que preguntan

La entrevista es uno de los géneros más utilizados en radio y televisión y también uno de los recursos narrativos fundamentales del cine documental. Actúa como herramienta informativa, como elemento de interacción y como agente catalizador de revelaciones.

En el desarrollo de una entrevista es fundamental, por lo tanto, el lugar en el que se realiza, cómo está iluminado y la disposición espacial ante la cámara del entrevistado: se asume que cuanto más cerca está del eje de la cámara, más cercano se muestra el personaje al espectador. También la relación de preponderancia del personaje varía en función de la altura de la cámara, desde un contrapicado (cámara que mira desde abajo hacia arriba) a un picado (cámara que mira desde arriba hacia abajo).

Aunque en «Cane Toads: An Unnatural History» se emplean una amplia variedad de recursos narrativos como el material de archivo o las dramatizaciones, Mark Lewis optó por la entrevista como herramienta principal para contar su historia antinatural y tuvo en cuenta la importancia de la posición de la cámara a la hora de entrevistar a los participantes en el documental: habitantes de la región, científicos especialistas en el sapo de la caña y agricultores afectados por el escarabajo.

En las declaraciones de estos personajes encontramos desde el rechazo más absoluto a los sapos, hasta cierta afinidad y cariño por parte de algunos habitantes de la región,   pasando por el interés científico de los expertos.

El comienzo de la película es toda una declaración de intenciones: varios primeros planos que nos muestran los ojos y la cabeza de un sapo son seguidos de los planos de cinco personajes que hablan a una cámara situada a ras de suelo (en contrapicado). Está cámara representa la supuesta perspectiva de los sapos y Mark Lewis parece decirnos: son los sapos los que están preguntando.

Aunque ese plano contrapicado de los entrevistados no vuelve a parecer en toda la película Lewis intercala, cada cierto tiempo, los primeros planos de los ojos de los sapos, planos omnipresentes que resuenan a lo largo de todo el documental. Parece que tiene la intención de recordarnos que son ellos los que están contando su historia.

Además de los planos contrapicados iniciales, Lewis incorporó lo que considera entrevista “en primera persona”. Los entrevistados hablan directamente a la cámara con la ayuda de un accesorio diseñado por el propio director y que denominó “Mirror Box”. El dispositivo consistía en una pantalla con una proyección del entrevistador (el propio Lewis) situada encima del objetivo. Esto hacía que el personaje se centrara en la imagen del interlocutor y hablara directamente a cámara. Su intención era crear la sensación de que los personajes estaban dirigiéndose directamente a su audiencia, eliminando de forma total la presencia de un intermediario.

Para completar esta apuesta formal, durante gran parte del documental, la cámara se sitúa a ras de suelo, utilizando ángulos excepcionalmente bajos o contrapicados, y con planos generales resultado de una lente de gran angular en los que el primer plano está ocupado por los sapos.

De esta forma contemplamos el exterior de una iglesia colonial en Puerto Rico en cuyo interior se desarrolla una charla sobre las bondades del uso del sapo de la caña para controlar la plaga de escarabajos. En el cuadro, ocupado por la fachada del edificio, entra en primer plano un sapo que parece escuchar las indicaciones de una experta en entomología.

A continuación, en el relato del viaje de los sapos hasta Queensland, contemplamos en primer plano a un sapo asomado a las rendijas de un vagón de mercancías seguido del contraplano de los paisajes que va recorriendo el tren.

Una vez en la charca en la que son introducidos, un plano con escorzo de la cabeza de un sapo ocupa casi todo el lado izquierdo del cuadro mientras al fondo otros congéneres saltan en el agua. En otros momentos la cámara se sitúa a ras de suelo en una carretera que atraviesa los espacios naturales de Queensland y los sapos observan el paso de los coches.

Sapo en escorzo con vehículo al fondo
Sapo en escorzo con vehículo al fondo

Más adelante, un plano subjetivo avanza a través de una casa para después mostrarnos a los sapos entrando en las diferentes salas hasta llegar a un cuarto de baño. Allí los animales se detienen para observar a un hombre que se ducha. La mirada del hombre se enfrenta a la de los sapos tras el encuentro inesperado. El montaje de esta reconstrucción dramática nos presenta de forma alternativa la reacción del habitante de la casa y la de los anfibios.

Esta mirada se repite sobre uno de los personajes entrevistados cuando está sentado tomando el aire en un banco en el jardín de su casa. También los sapos están atentos a los movimientos de una anciana que siente gran cariño por estos animales y les obsequia con comida. Después, un plano subjetivo se dirige a una fuente y sube a su parte superior. Allí están: son los sapos ocupando ese espacio acuático.

Finalmente, una cámara a ras de suelo sigue los saltos de un sapo a través de una zona húmeda, un jardín, un parque en medio de la ciudad y una carretera, para finalizar con un grupo familiar grabado en contrapicado que aplaude al anfibio: objetivo conseguido, habéis contado vuestra historia.

En el plano final, un sapo ocupa todo el cuadro mientras el texto sobreimpreso indica «Written and Directed by Mark Lewis«. A continuación, con una panorámica ascendente, la cámara nos muestra la bahía de Sydney. Mark Lewis ha intentado convertirse en un sapo para rodar esta película.

Puntos de vista, miradas y espejos

Los registros audiovisuales a los que hacíamos referencia al comienzo del artículo presentan el punto de vista de diferentes especies, ya sea por su simulación, la ubicación de la cámara sobre su cuerpo o un ejercicio de improvisada realización. Se trata de vídeos que intentan mostrar el campo de visión del animal o lo que ve cuando se desplaza por su territorio, convertido en trípode viviente y móvil.

En “Cane Toads: An Unnatural History”, Mark Lewis también nos muestra la perspectiva de los sapos: la cámara situada a ras de suelo, los movimientos de cámara subjetiva, el juego plano-contraplano…, pero va un paso más allá.

Convierte el punto de vista de los sapos en una auténtica mirada salvaje sobre la realidad: lo que estamos viendo deja de ser una representación antropocéntrica del problema de la especie invasora para pasar a ser la visión del mundo humano que tienen los sapos.

Póster: Cane Toads: an unnatural history
Póster: Cane Toads: an unnatural history

Es como si Mark Lewis nos quisiera decir: si los sapos pudieran contar su historia lo harían de esta manera. Y a continuación nos dejamos llevar por esa mirada y, como si de sapos se tratara, contemplamos incrédulos las explicaciones que los hombres intentan dar a su traslado forzoso a Australia y el posterior intento de control de su población.

Lo fantástico de esta estrategia, por paradójico que parezca, es que la aparente mirada de los sapos se convierte en un espejo en el que nos vemos reflejados como especie contradictoria y a veces absurda (aquellos que nos llevaron a Australia ahora quieren eliminarnos). Este espejo nos somete a un proceso de distanciamiento que permite contemplarnos desde fuera y desarrollar una mirada salvaje sobre la humanidad, sobre nosotros mismos.

Desde aquellos finales de los 80, en los que Jim Frazier tuvo que crear su propia lente para rodar la historia antinatural de los sapos de la caña, la realidad tecnológica, apoyada en la revolución digital, ha cambiado mucho.

Las cámaras extremas constituyen una innovación que está al alcance de todos y abren un territorio de múltiples posibilidades a la hora de contar el medio natural a través de las imágenes en movimiento. Dependerá de nuestra capacidad, como profesionales o aficionados del vídeo de naturaleza, el definir una buena estrategia narrativa y unos recursos con los que consigamos, al igual que Mark Lewis, transformar las perspectivas y puntos de vista de los animales en su mirada salvaje sobre la realidad y, yendo más allá, en su mirada salvaje sobre la humanidad. En ese momento habremos construido un gran espejo en el que nos reflejaremos todos y reflexionaremos sobre nuestra responsabilidad en la crisis ambiental global que sufre el planeta.

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