Última actualización: 06/12/2023 20:34 (hora España peninsular)

En entradas anteriores, con motivo del montaje alterno y paralelo, vimos que puede constuirse un tiempo fílmico interno a toda película. Para ello, es indispensable que el público sepa qué está viendo y cómo se le está mostrando. Es decir, es necesario compartir un código cinematográfico entre espectador y realizador.

Normalmente, este código lo hemos interiorizado de manera que no lo percibimos, es algo «natural» a nuestros ojos. Pero si se rompe… ¡vaya si se nota! En esta línea, hoy os enseñaremos una regla fundamental que todo cineasta debe conocer: la continuidad cinematográfica o raccord. ¡Veamos!

Qué es el raccord

La continuidad cinematográfica o raccord es el nexo que existe entre los diferentes planos de una secuencia, a fin de conseguir la fluidez del relato y la identificación con la trama por parte del espectador. Es decir, el raccord busca la integración narrativa del público en lo que ve, de manera que su mirada no se pierda en la sucesión de imágenes, y reconozca la relación entre ellas.

El raccord busca que la mirada del espectador no se pierda en la imagen.
Fuente: Piqsels

En sus orígenes, cuando el cine aún estaba consolidando su lenguaje, la preocupación fundamental era que el ojo no se perdiera en la imagen. Si segmentas una escena en varios planos (pasando de un plano general a un plano medio, por ejemplo) necesitarás aclarar al espectador que sigues contando la misma escena. Es decir, que continuas en el mismo lugar, con los mismos personajes, en un mismo momento… Así, el relato fluye y todos los cambios encuentran su causa lógica en lo mostrado.

Pero, ¿cómo hacemos saber eso?

La relación entre planos

Los planos de una misma escena o secuencia deben tener relación los unos con los otros. Un plano debe estar vinculado con el anterior y debe servir de base para el siguiente. Si no… ¡menudo lío para el que lo ve!

Si vamos a lo obvio, existen elementos que nos sirven de indicio de esta relación. Por ejemplo, entre plano y plano, los personajes tienen la misma ropa, los muebles de una sala son los mismos, el día sigue siendo día (y no noche), si canta un pájaro, sigue cantando… No podemos hacer del cambio de plano un corte brusco de los elementos de la escena. Si así lo hiciéramos, el espectador acabará perdiéndose y desconectando de la película.

En este cómico sketch del cómico José Mota, vemos lo desconcertante que resulta saltarse el raccord:

Estos elementos comunes podrán modificarse, pero solo si se enseña el momento del cambio. Por ejemplo, si un personaje se quita la chaqueta, deberé mostrarlo en un plano para que no choque a la vista. Imaginaos, sino, cuánto desconcertaría ver que en un plano lleva sombrero y gabardina y en el otro está en pijama… ¡qué disparate!

No obstante, la cámara también está sujeta a ciertas reglas de continuidad. Es decir, no solo estos elementos (vestuario, maquillaje, posiciones…) han de cuidarse, sino que la dirección y orden de los planos necesita respetar una norma. Hablamos ahora de la técnica cinematográfica, la pura realización.

Tipos de continuidad cinematográfica

Podemos diferenciar tres raccord fundamentales que tenemos que saber:

  • Raccord de mirada: nos referimos a la dirección en la que la mirada de un personaje se dirige a un punto concreto. Normalmente, se da entre personaje que se miran/hablan (¡ya que los ojos siempre miran hacia un lado!). Si el individuo A mira hacia la derecha, el individuo B (con quien habla) debe mirar a la izquierda. Así, conseguimos que se devuelvan miradas: entendemos la conversación.

En este video podéis comprobar la importancia de la dirección de la mirada. Sin ella, no estableceríamos la relación lógica entre personajes y se perdería toda la magia:

  • Raccord de dirección: similar al de la mirada, pero referido a los desplazamientos entre planos. Si un personaje sale caminando del plano por la derecha, en el siguiente plano deberá entrar por la izquierda. Como veis, siempre responden a esta relación: de izquierda a derecha; de derecha a izquierda. Igualmente ocurre con coches, pelotas, disparos… todos deben seguir esa dirección.

Si vemos en este video de escenas de Buster Keaton, veremos que sus planos siempre guardan relación de continuidad: si cae por abajo en un plano, en el siguiente cae desde arriba.

  • Raccord de posición: referido a la disposición de los elementos en la escena, es importante que no hay cambios en la distribución de los mismos. Es decir, que si en un plano sale un reloj de pared, en el siguiente se mantenga y no desaparezca o se transforme en un cuadro. Igualmente, si un personaje está con la mano levantada, en el siguiente plano no la tenga bajada. Como vemos, este raccord es el más cantoso de todos ya que afecta directamente a la lógica espacial.

En este vídeo podéis ver algunos de los fallos más cantosos de la historia:

En línea con estos tres principales, podemos diferenciar también raccord de iluminación (que la luz no cambie entre plano y plano), raccord de sonido (los cortes de sonido deben justificarse siempre), racord de maquillaje, peluquería, atrezzo… Hay quien habla incluso de raccord de interpretación: si un intérprete está llorando en un plano, que en el siguiente no salga riendo. La idea al final siempre es la misma: no romper la continuidad de elementos entre planos.

¿Conocéis algún fallo de raccord cantoso de alguna película? ¡Os leemos!

Los saltos de eje

Además de todo lo mencionado, cabe detenerse en una última regla muy relacionada con la continuidad. Así como hemos visto que la posición y dirección de los personajes están sometidas a reglas narrativas, ¡la posición de la cámara también lo está!

Cómo sitúo la cámara en una conversación, por ejemplo, responde a una lógica muy concreta. Surge así la conocida como ley de los 180º. Para explicarla, imaginemos una conversación entre dos personajes cara a cara, alrededor de los cuales dibujamos un círculo.

El eje es el centro de acción de conversación, la línea central que divide el círculo en dos. Si para el personaje A sitúo la cámara a la derecha del eje, y para filmar al B la sitúo a la izquierda, lo que me encuentro es que los fondos y la dirección de las miradas cambian llamativamente. Nos encontramos con un salto de eje, es decir, un fallo de raccord en el eje.

Fuente: Wikimedia Commons

El raccord lo que busca es suturar los planos, invisibilizar el montaje. Si el fondo cambia entre plano y plano, y parece que los personajes no se miren… ¡vaya caos!

Por ello, en el caso de las conversaciones, los planos deben tomarse desde un mismo lado del eje (o izquierda o derecha). Es decir, abarcando solo los 180º (la mitad) de esa circunferencia imaginaria. De esta forma, ni el fondo cambia ni las miradas se opondrán: todo resultará natural.

Échale un ojo a este divertido  cortometraje: ¡Tía, no te saltes el eje! para terminar de entender el salto de eje:

Un trabajo fundamental

La idea básica de la realización de cualquier película es la de unir y relacionar fragmentos buscando la continuidad espacio-temporal ya vista. Tan importante es el raccord para un film, que una o varias personajes se encargan en los rodajes de cuidar la continuidad.

Surge así la figura del script. ¿En qué consiste tal figura? ¿De qué forma trabaja en los rodajes? Todo ello podréis comprobarlo en próximas entradas… ¡estad atentos y no dejéis de leernos!

Imágenes vía Piqsels y Wikimedia Commons

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