David Segarra i Soler (Valencia, 1976) es periodista y documentalista. Vinculado a las comunidades en resistencia y culturas de la tierra, ha dirigido varios documentales tratando diversas temáticas. Entre estos trabajos podemos destacar los siguientes:
- Fuego sobre el Marmara (2011)
- La Mola es Nostra (2016)
- Savis de l’Horta (2018)
- Renaixem (2020)
- Per molt que bufe el vent (En producción)
Considera Fuego sobre el Mármara el trabajo más importante de su vida. Este documental es la historia de como gente de todo el mundo se une y lucha contra uno de los ejércitos más poderosos del mundo. Es la historia del ataque a la Flotilla de la Libertad, perpetrado por el ejercito de Israel el 31 de mayo de 2010.
Una de las cosas que me cuenta es cómo, en un viaje que hizo a México DF, encontró en una parada en la calle algunos de sus documentales a la venta, pirateados. Esto le dio una especie de satisfacción y orgullo; sus documentales están licenciados con Creative Commons-Licencia de Carácter No Comercial. Lo que significa que puedes usarlos sin generar ingresos gracias a su explotación. Pero a veces eso no importa.
Pasamos a la entrevista.
¿Cómo defines tu trabajo?
Si tengo que definirlo lo defino como documentales en los cuales el protagonista es la gente de abajo que resiste. Gente normal que lucha contra las injusticias, las dificultades que enfrentan en la vida. Creo que ese es el tema central. También son historias de resiliencia, de cómo esa gente se fortalece y aprende ante las dificultades.
Por otra parte, solo trato temas que conozco de cerca. Esto me permite trabajar desde la confianza y la reflexión. Reflexión frente a la velocidad de creación de los grandes medios que solo piensan en abastecer de productos audiovisuales sin, el 90% de las veces, pararse a reflexionar sobre lo que están haciendo, ya que reflexionar, parar, pensar… requiere tiempo, y el tiempo es dinero que es considerado como pérdida.
Para documentar una realidad, ¿es necesario hablar de la contrarealidad? O se le da por obvia al espectador? Me refiero a, por ejemplo, el contraste entre ciudad y huerta en tu documental “Renaixem” y al hecho de que en el mismo no salen entrevistas a personas que sean eminentemente de ciudad.
Es necesario, a veces, establecer un diálogo entre las dos partes pero la parte hegemónica lleva siglos siendo escuchada, hablando. Sin embargo, la parte de abajo, que por otra parte es la más numerosa, es nuestra prioridad porque es con quien nadie dialoga. Y queremos darle voz.
Sería muy interesante, por ejemplo, haber hablado con los comandos que ejecutaron a las 10 personas de la «Flotilla por la Libertad» pero obviamente estas personas no quieren hablar. Su profesión es matar y de ahí no vas a sacarlos. No es fácil entrevistar al poderoso.
¿Sería interesante entrevistar a gente de ciudad? Algunos de los entrevistados provienen de la ciudad. El punto importante es que han elegido vivir en el campo trabajando la tierra. Fíjate, por ejemplo, como en «Fuego sobre el Mármara» uno de los principales protagonistas es un israelí que no está de acuerdo con las prácticas abusivas de su propio pueblo contra los palestinos. Él dice que, tras sufrir la persecución por parte de la Alemania Nazi, la historia le ha enseñado a proteger a los perseguidos
A nosotros nos interesa mucho la figura del que se une, del que abraza el mundo popular y a la gente de abajo.
El alma humana desde el punto de vista documentalista, ¿qué has descubierto sobre el ser humano a lo largo del ejercicio de tu profesión?
Prácticamente todo lo que vemos en TV y cine tiene el enfoque de que el ser humano es un ser malvado, perverso, corrupto, violento… ese es el mensaje que desde el poder se nos lleva enviando bastantes años. Yo lo llamo malismo, que es lo que vende. Cuando tú te mueves en el mundo real lo que ves es lo contrario. Pienso que hay una intención desde arriba de imponernos, de manera totalitaria y sin debate este concepto sobre el ser humano. Evidentemente el ser humano es capaz de la maldad y del horror pero también es capaz de la belleza, la sabiduría y del apoyo mutuo.
¿Cómo consigues que una persona se abra en una entrevista?
La clave es la calma y la confianza. Los seres humanos no somos estúpidos. Sino conoces a la gente por lo menos conoce el tema. Tiene que ser interesante para el entrevistado ya que este entiende perfectamente tres cosas: el respeto, el interés y el conocimiento del tema a tratar. Si esto no cuadra es muy probable que esa persona no se sienta a gusto. Cuando te llega un periodista que quiere que le des todas las respuestas en cinco minutos, que no conoce el tema y que te está avasallando… bueno, te vas a sentir muy decepcionado, y probablemente no vas a querer volver a ser entrevistado. Esta decepción de la que hablo se nota, igual que se nota la decepción generalizada hacia los grandes medios periodísticos.
Cine reivindicativo. ¿El documental debe ser reivindicativo y comprometido políticamente? ¿Cabe otro tipo de documental?
Para mi no hay un cine que no sea reivindicativo y político. No hay nada más reivindicativo y político que el cine de Hollywood. Este tipo de cine, generalmente, reivindica la maldad del ser humano… la bondad del rico o de los blancos, y que las mujeres, los pobres, los musulmanes, los venezolanos o los campesinos son malos.
El cine comercial es extremismo político. Impone valores de egoísmo, insolidaridad, pornografía y de violencia extrema: drogas, alcohol, juego… sin embargo el documental es mucho menos político. Son simplemente diálogos con gente normal. Lo que pasa es que estamos en una sociedad que vive al revés y considera político exactamente eso: hablar con gente normal. En cambio se considera correcto hablar de terroristas, delincuentes, asesinos, millonarios… para mi Tarantino es el ejemplo de este tipo de cine: ultraviolento, ultrapornográfico, basado en historias de odio y venganza, etc.
Se interpreta que hablar con tu vecino es reivindicativo y político… pues sí lo es. Reivindicamos que vale la pena hablar con la gente normal y no hablar sobre millonarios tipo Las sombras de Grey o de asesinos como Rambo o Terminator… Cada director elige de lo que quiere hablar y nosotros elegimos hablar sobre el 99% de la gente.
¿Puedes disfrutar una peli de Tarantino?
Para mi Tarantino apesta. Reconozco que tiene talento, que los diálogos son muy buenos, que las actuaciones son geniales o que la música en general está muy bien seleccionada pero es un talento al servicio de la podredumbre más abyecta. Es una especie de Leni Riefenstahl al servicio del caos. La verdad es que disfrutarlo, no.
Están volviendo loca a la gente y provocando un nivel de sufrimiento muy elevado… no es muy divertido. Sí que es cierto que hay miles de películas comerciales con las que uno puede divertirse o incluso aprender. No podemos perder de vista que muchos directores, guionistas, actores… se saltan estas normas establecidas para incluir de manera milagrosa mensajes muy interesantes. Ya no en Hollywood, fíjate en el mismo Berlanga que colaba unos mensajes de una irreverencia y profundidad extraordinarias en plena dictadura franquista. Eso es parte de la resistencia.
¿El documental cuenta la verdad? ¿Donde está el limite de la verdad? Por que esta a mi modo de ver puede ser subjetiva. Objetividad y subjetividad del documental.
Digamos que hay dos elementos en la verdad: el hecho y la percepción. El documentalista está obligado a respetar 100% los hechos, sino sería mentir. Pero la interpretación es absolutamente libre, muy variable. El hecho es lo que sucede: comandos israelíes matan a 10 personas en un asalto. El cómo cada uno interprete esa matanza ya es otra cosa. Para Israel será totalmente legítimo haber acabado con la vida de estas personas, para el resto del mundo no. Sin embargo el hecho está ahí.
Podrías hablarme de tu proceso de creación a grandes rasgos, por ejemplo, ¿cómo y por qué te decantas por una temática en concreto? O cómo el documental, como me comentaste, está vivo.
Ha de haber un proceso de documentación e investigación escrita exhaustiva. Hay que leer mucho, informarse mucho. Aunque creas que lo conozcas hay que profundizar. Si has estado en los lugares pero no has leído estás a medias y viceversa estás en las mismas. Ha de haber un equilibrio entre experiencia y conocimiento.
A partir de aquí se desarrolla un guión de intenciones donde se marca un punto de vista, se definen los personajes y la estructura… este esqueleto, este ser, toma vida cuando empiezas a grabar. Es entonces cuando entra en juego la flexibilidad del documental y la capacidad de adaptación del propio director a todo aquello que va encontrándose durante la grabación. El documental no es ficción, y este instante de recopilación de material audiovisual, el rodaje, es sin duda una de las grandes diferencias. Es un diálogo con la realidad. Es un viaje, un camino de aprendizaje y de vida. Esa es la belleza que tiene.
Luego llega el montaje: revisa todo el material, descarta todo lo que no sea excelente, selecciona entrevistas… es un proceso muy duro, pero a la vez muy reconfortante. En esta fase me gusta respetar un modo de narración que sea comprensible por todo el mundo. Ya sea un intelectual o un campesino, el espectador debe poder entender lo que se le está contando.
Para terminar, cuéntame sobre Per molt que bufe el vent, un proyecto en el que trabajas actualmente…
Estos últimos años los estoy dedicando a la realización de documentales sobre la resistencia de la gente de la tierra en Valencia. Primero fue «Savis de l’Horta», un documental en el que hablamos con la gente mayor sobre nuestras raíces, nuestra memoria y sobre nuestra filosofía vital.

El segundo ha sido «Renaixem», trabajo que ha surgido durante la pandemia del COVID-19 y que habla de la gente joven y su capacidad de lucha y resistencia frente a una pandemia global. Una reflexión sobre como los agricultores alimentan a toda la sociedad: enfermos y enfermeros comen de los agricultores. Policia y ladrón comen de los agricultores. Ricos y pobres comen de los agricultores. Es algo que no nos planteamos. Denostamos el trabajo de los campesinos por desconocimiento, pero es el trabajo más importante pues sin él no comeríamos…

«Per molt que bufe el vent» es un documental financiado por Verkami que se empezó a grabar antes de la pandemia y tenía previsto entrar en fase de entrevistas justo antes del comienzo de la misma. Es la historia de cómo la gente del campo y la gente de la ciudad se unieron para luchar contra lo que ha provocado el Virus: la globalización. Aquí [en Valencia] se decidió ampliar una carretera por parte del Estado para destruir 80.000 metros cuadrados de huerta milenaria. Esto movilizó una gran alianza de gente de ciudad y gente de huerta que se aliaron porque empezaron a darse cuenta que si la ciudad no tiene alimentos, naturaleza, muere. El documental contará precisamente esa lucha.
Los tres documentales se unen en una trilogía conectada que no estaba prevista, pues Renaixem fue algo que nos ha surgido grabar durante la cuarentena. Una historia de urgencia que fue tratada con el máximo esfuerzo, trabajando 15 horas diarias durante varias semanas con el objetivo de hacerlo lo mejor posible.
Y hasta aquí, la entrevista. Muy agradecidos de que David nos haya dedicado su tiempo para poder traeros esta entrevista. ¿Crees que se quedo algo en el tintero? Déjanos un comentario, ¡os leemos!